El Juicio

19.08.2025

Ayer me salió la carta del juicio. Es una carta de transformación, de encontrar el verdadero ser y dejar atrás viejos patrones. Sacarse la ropa sucia para renacer. 

Y así me estoy sintiendo en este momento. No es un proceso fácil. Duele remover todo lo interior. Entender que muchas veces nos movemos por patrones heredados, caminamos guiados por la mirada de los otros. Y no conectamos con nuestro propio ser.

¿Esto que creo que quiero para mi vida, lo quiero yo de verdad o es algo que me hicieron creer que quería otros?, parece fácil la respuesta. Pero en verdad no lo es. La mayoría de la gente a traviesa su vida sin nunca saberlo. Toma decisiones suponiendo que en verdad son suyas cuando son de otros. A veces heredadas de la familia, otras de mandatos sociales, estereotipos impuestos. De verdad pensamos que son nuestros.

La única forma de poder despertar es detenernos y observar. Primero que nada, a nosotros mismos. Escarbar en nuestro interior. Buscar eso que nos mueve, que nos hace feliz. Aunque sea algo insignificante para los demás, si mueve nuestra chispa vital, es lo más grande que podemos conseguir en la vida.

Hay que atravesar el barro, meterse hasta el fondo en él. Y saber que no es un camino recto. Hay baches, piedras filosas, retrocesos. Pero es nuestro camino y hay que atreverse a recorrerlo. No importa si me caigo y me lastimo. Ese tropezón me hace más fuerte, me enseña. Solo tengo que levantarme y continuar.